Por: Juan Martínez & Germán Romero
El pasado viernes 27 de septiembre, se posesionaron los dos cargos líderes del Gobierno Escolar, el Personero y el Representante Estudiantil, además de los Delegados, Secretarios y Vocales de cada curso. A la ceremonia, asistieron la familia de los dos elegidos, los directivos de la institución, los invitados de honor, William Matson y la Personería de Cartagena, y el Consejo Estudiantil de nuestro colegio.
En ella, Germán Romero, Personero electo, pronunció el siguiente discurso:
"Buenos días.
Recuerdo muy bien el discurso que dio Juanma cuando se anunció que mi hermano, Juanse, había ganado la personería. Estaba en noveno, en una esquina del pasillo de High School, escuchando las 7 “E”s del liderazgo. Hasta entonces, aquella semilla del cargo había pasado por mi mente quizás dos o tres veces, nada más. Nunca había llegado a un fruto, ni mucho menos sus raíces se habían extendido hasta tocar mi corazón. En ese discurso no germinó aún, mas permaneció. En mi cabeza quedó lánguida y estática con la esperanza de que algún día las condiciones fueran precisas para formar un bosque entero.
Como pueden ver, ese deseo se hizo realidad. Lo hizo en el ambiente más cotidiano que existe, y es que, a vísperas de fin de año, en un descanso cualquiera, salí del salón y un amigo que me encontré en el pasillo me preguntó: “Ey Germán, ¿te vas a lanzar?”. Por más trivial que parezca, en ese momento me decidí. En ese momento, entendí que mi decisión iba más allá de mí. Yo soy más que yo, y comprender que en el Gimnasio Cartagena no somos una sociedad frankenstein de partes unidas a la fuerza y obligadas a moverse, sino un ecosistema de amor, compañerismo y empatía —una familia—, fue lo que me llevó a ni siquiera dudar de que yo quería ser personero.
Lo que dije en mi campaña no es mentira. Desde que nací, soy Aspaen. Mi hermano ya estaba en Pepegrillo y lo primero que veía al levantarme era su uniforme amarillo de Alborada. Cuando fue mi turno, lloré como no tienen idea. No fue hasta segundo que dejé de llorar, cuando me di cuenta de que lo único que hacía era pasar de un hogar a otro.
Aquí, en este salón, veo a varios futuros personeros. En vista de eso, quiero dejarles la primera lección que he aprendido hasta ahora. La campaña no es la semana que pasamos por los salones: la verdadera campaña dura 11 años. Me trae inmensa alegría e infinita gratitud que ustedes hayan considerado que las cosas que he hecho, las palabras que he dicho y, sobre todo, la persona que he sido sea una digna de portar esta banda. Por eso, mil y una gracias.
Hay muchas personas a las que quiero agradecer también. A mis papás, por la vida y la alegría de vivirla. A mi hermano, siempre ejemplo de quien puedo ser. A mi abuela, que todo me enseñó: esto es tuyo, no mío. A Dios, por todo, todo y todo. A los profesores, por su eterna guía. A Patiño y a Julián, por enseñarme la diferencia entre competencia y enemistad. A mi salón, por más de una década de sonrisas y apoyo. A mi colegio, que aunque mudo sé que no sordo, por su perfecto corazón. A Martínez y el equipo de 02, porque sin ustedes quizás hubiera llegado a un voto. Y por último, aunque yo sé que es un disco rayado, a ustedes, los estudiantes, por verme. Les agradezco por reconocer que mi deseo apasionado por mejorar el GC y por ayudarlos como me han ayudado a mí, era genuino. Les juro que lo fue, lo es y lo seguirá siendo.
Me comprometo a cumplir, porque a un hermano no se le decepciona. Aulas de clase, pupitres y cartucheras hay en cualquier parte. Lo que tenemos nosotros que no tiene nadie es esa noción de que, si miramos a izquierda y a derecha, no vemos a un desconocido: vemos a una parte de nosotros mismos. Representamos a la comunidad Aspaen. No es poca cosa. Liderazgo es antónimo de superioridad. Ser líder es ver la grandeza que habita dentro de cada uno de nosotros, y sólo uno bueno se da cuenta de que es algo por lo que vale la pena luchar.
Recuerden, en menos de un año me gradúo, en menos de cien seré polvo en el mar. Lo único que permanece de nosotros, lo único verdaderamente inmortal, es el impacto que tenemos en los demás. La carne se desmorona, pero la alegría y el amor son inmutables. Mi trascender, hoy, es ser Personero del Gimnasio Cartagena. ¿Cuál será el tuyo? Muchas gracias."
Por último, pero para nada menos importante, Juan Martínez quien, posterior a Germán, se posó en el pedestal y anunció:
"Como exordio, quiero extender un cálido abrazo al gran Sebastián Peláez, de 5°B; y a El Gran Gimnasiano, Carlos Gamarra.
Y aún más imperante que cualquier otra cosa, un abrazo, un beso y lágrimas en el pretérito a Las Cosas Mías, que tengo aquí en mi corazón, y son pábulo de mi existencia: a mi madre bella, quien por Dios padre puede contar con salud para ver a su hijo chiquito siguiendo el legado de la familia; a mi padre, el hombre que me enfundó el carácter para ejercer mi hombría con la marca de la excelencia; y a mis hermanos, quienes ausentes, son también grandes gimnasianos que en el seno del amor de nuestra casa me han forjado como hombre.
“El tiempo, se ha convertido en mi peor enemigo
Porque, me está quitando las cosas queridas
y hasta se lleva la juventud de mis años floridos” -Sergio Moya Molina.
Era el año 2013 cuando apenas aprendí a hablar. Tarde, pero animado por ver a Juan Pablo y a Juan Sebastián, mis ejemplos primarios para casi todo, me alistaba y era el primero de la casa en estar despierto, intenso y con el júbilo de conocer a mi Gimnasio Cartagena, habiendo egresado de Pepe Grillo. Ese era el primer año lectivo que empezaría en este campus de Zona Norte, mismo año en el cual mi hermano Juan Sebastián egresaría, unos meses después, ya en el 2014.
Y desde esos días, me impresionaban del colegio muchas cosas. Entre aquellas, siempre el buen porte, la palabra segura y articulada, la presencia y la formalidad del pantalón gris, con medias de igual color, zapatos embolados, un buen cinturón y la camiseta tipo polo con el escudo de nuestro Gimnasio Cartagena. Y en el cúmulo de los años consiguientes, mi Gimnasio siguió inspirándome: sus estudiantes, hombres cristianos, hechos y derechos, con una pertinacia sin gorjeo alguno, ensalzaron y defendieron lo que les significaba su colegio en todas las instancias. Destacando siempre, sea en el ICFES, los IELTS y los IGCSE, en ACMUN y otros modelos de naciones unidas, en la Selección Bolívar, en aquellos días de la Lengua Española, y más que todo, siempre demostrando el nivel en clases con Greg, Humberto, Moncho, José Luis y Geova.
Y con congruente marca de prurita, Germán y yo, con todo el equipo 02, logramos ser elegidos por ustedes. Ergo, comprendemos que este acto volitivo de servicio no se trata de nosotros: se trata de nuestro Gimnasio. A Dios, a los padres, al profesorado, a los colaboradores, y al centro de todo, nosotros los alumnos, nos compete continuar engrandeciendo esa marca de etéreo encomio que nos es propio por colegio.
Hoy, es en nosotros que recae la responsabilidad de reengrandecer el perfil de Gimnasiano. Sentir la pertenencia, el escudo y nuestros valores ASPAEN, esa es nuestra Ítaca. El gimnasiano debe volver a perfilar a su colegio en lo más alto de las disputas deportivas, demostrando su vigor; el gimnasiano debe hacer resonar a su colegio como el indiscutible mejor en las ICFES y en lo internacional; y, sobre todo, el gimnasiano debe seguir mejorando la rigidez de su compás moral, muestra de la formación íntegra, humana y cristiana que le ha dado su colegio. Ese amor que le tenemos a nuestro Gimnasio ha de ser el motivo para aportar una mejoría, retornando al sentir de la herencia gimnasiana.
Es por eso, gimnasianos, que hoy nos insto a dar TODO de nosotros para seguir mejorando como seres humanos; nos insto a ver la imperativa necesidad de recuperar aquel espíritu gimnasiano, discernido siempre por ser, entre todos los colegios, el más encomiable.
Hoy, inconmensurablemente henchido de orgullo por lo que somos, los insto a siempre hacer primorear esta, la más bella de las poesías:
«Gloria Cartagena, cuna de valor.
¡Viva mi Gimnasio, fuente de verdad!»”