Por: Daniel Briceño
El conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado el 24 de febrero de 2022, ya va a cumplir cerca de tres años, y aun así, la invasión rusa no muestra signos de ralentizarse. Sin embargo, un dato poco conocido es que este conflicto, sin un aparente fin, se remonta a los inicios de Rusia y la relevancia trascendental de Ucrania para la fundación de las bases de lo que hoy es Rusia. En este escrito se hará un análisis del trasfondo histórico de la guerra que actualmente sacude al mundo.
Iniciando este viaje por la historia, debemos transportarnos hacia algún momento a finales del siglo IX, cuando un grupo de escandinavos que se hacían llamar “Rus” establecieron control sobre las comunidades eslavas orientales. En otras palabras, representa lo que ahora es el noroeste de Rusia. Luego, se trasladaron río abajo por el río Dniéper para hacer de la ciudad de Kiev una ciudad de importancia cultural tanto para Rusia como para Ucrania. Este gran estado antiguo es conocido como “medieval Kyivan Rus”. En el año 988, Vladimir I, regente pagano de Nóvgorod y Gran Príncipe de Kiev, se convirtió a la fe ortodoxa y fue bautizado en la ciudad crimea de Quersoneso. Recientemente, el líder ruso Vladimir Putin declaró que “los rusos y los ucranianos son un solo pueblo, una única entidad”.
En el siglo XIII, la Rus de Kiev fue derrotada y conquistada por guerreros mongoles del este. Los ejércitos polaco y lituano invadieron desde el oeste en el siglo XVI. En el siglo XVII, como resultado de la guerra entre la Mancomunidad de Polonia-Lituania y el Zarato Ruso, las tierras al este del río Dniéper quedaron bajo el control imperial ruso. Más de un siglo después, en 1793, la margen derecha ucraniana del Dniéper fue anexada por el Imperio Ruso. Durante los años que siguieron, una política conocida como Rusificación prohibió el uso y el estudio de la lengua ucraniana y se presionó al pueblo para que se convirtiera a la fe ortodoxa.
Ucrania sufrió algunos de sus mayores traumas durante el siglo XX. Tras la Revolución de Octubre de 1917, este fue uno de los muchos países que se vieron arrastrados a una brutal guerra civil antes de ser absorbido plenamente por la Unión Soviética en 1922. A comienzos de la década de 1930, la campaña de colectivización de granjas causó la muerte por hambruna de millones de ucranianos.
Estos legados históricos han creado grietas duraderas. Debido a que el este de Ucrania cayó bajo el dominio soviético mucho antes que el oeste del país, el pueblo del este tiene lazos más fuertes con Rusia y han sido más proclives a apoyar a líderes amigables con el país vecino. La Ucrania occidental, en cambio, estuvo siglos bajo el control de distintas potencias europeas, como Polonia y el Imperio Austrohúngaro, por lo que esta parte del país tiende a apoyar a los políticos más inclinados hacia Europa. En líneas generales, la población del este tiende a ser de fe ortodoxa y usa la lengua rusa, mientras que en el oeste se habla más ucraniano y la religión dominante es el catolicismo.
Así, la tensa relación ruso-ucraniana se extiende desde hace más de 1000 años, y se encuentran fisuras en su relación no solo de manera externa, sino que, al igual, internamente en Ucrania, un país dividido, destinado a un eterno conflicto con su vecino y hermano, Rusia.
Editor: Samuel Patiño.